«Cuando asistí a la primera sesión, venia cargada con mucha inestabilidad emocional, mucha ansiedad, falta de aire y dolor psíquico, casi que estaba totalmente hundida , y sinceramente, tenía pocas expectativas en esa primera sesión de terapia, pero gracias a su empatía y reconocimiento de mi dolor y de mis emociones, mi cuerpo, literalmente sintió su acogida y recibimiento, permitiéndome respirar mucho mejor al día siguiente, fue algo sorprendente y transformador, de ahí en adelante, me comprometí a creer en el proceso y mi capacidad de sanación, para salir de ese pozo, a mi ritmo y aceptación.

Gracias al proceso terapéutico, aprendí a aceptar todas mis emociones, especialmente las negativas, como la rabia, la tristeza, la frustración y hasta el odio que llegué a sentir, como una forma en la que mi cuerpo necesitaba expresarse para poder sanar de todo ese dolor que sentía, ya qué era el camino necesario para transitar con más soltura, mi proceso de duelo. Al permitirte expresar las emociones , sientes que te conectas con tu humanidad, porque los prejuicios morales aprendidos de lo que esta bien y lo que esta mal decir , sentir o hacer, pierden todo ese peso de culpa que una carga por la vida, sin desearlo realmente, y es ahí, donde se empieza a literalmente, respirar mejor, y a pensar con libertad, la aceptación de  si mismo.

Jimena, tiene esa facilidad de comunicarlo de una forma no solo más comprensible, desde su conocimiento y ética como profesional, si no, además, conectar con la parte emocional y afectiva con el paciente, desde su genuinidad y generosidad de su propio ser y energía, como persona y mujer. Lo cual, hace que ella tenga, lo que considero más importante que pueda tener un psicoterapeuta, generar confianza, y por lo tanto, la credibilidad en la relación entre ella y su paciente y la adhesión al proceso. He vuelto a confiar en mí, y eso siempre te lo agradeceré».